País de montes un poco alargados al pie de los Cárpatos, fronterizo con Rumania, Moldavia tiene la vida dura. Esta república ocupa las dos terceras partes de una región que se llama Besarabia. El país está cubierto de una vegetación de estepas a veces asociada a bosques en su centro. Antaño considerada como el jardín de la Unión Soviética, Moldavia tiene una economía esencialmente agrícola: uvas, tabaco, esencia de rosa, trigo, remolacha de azúcar.
El interés de este país reside en sus particularidades, lengua y religión, que forjaron una unidad de la población alrededor de la fe, iglesias y miles de detalles de la existencia como, por ejemplo, estos huevos decorados a mano.
En verano, Moldavia se cubre de flores y en particular de rosas. No hay granjas, ni casas ni a veces casuchas que no estén cubiertas de flores. Cada acontecimiento, la vida, la muerte, el bautismo es la ocasión de cubrir a los hombres y a veces hasta a los caballos de una profusión de flores.
En cuanto a la música, un antiguo fondo cíngaro (más de dos millones de habitantes) marcó de sus huellas las danzas a veces alegres y nostálgicas, los ritmos y las melodías heredadas de una antigua tradición que viene de no se sabe dónde, pero que influenció la música, la danza y que forjó la nostalgia de las almas. Los trajes están bordados, con colores vivos. Contrastan con la dureza del tiempo. No es extraño descubrir, al pasear por las calles de los pueblos moldavos, mantones y vestidos que, felizmente, toman su revancha sobre la severidad del momento.
El conjunto folclórico nacional “Viorica” es uno de los ballets nacionales del país. Con una calidad excepcional, canta la riqueza y todas las nostalgias del alma moldava. Nos ofrece un espectáculo donde se mezclan las tradiciones culturales del pueblo moldavo y de las minorías nacionales que conviven (ucraniano, ruso, búlgaro y gitano). Un encanto acentuado por centenas de trajes del grupo y la magia de una orquesta que reúne a los músicos más virtuosos de este país joven. El arte presentado por «Viorica» tiene su origen en las danzas populares moldavas más antiguas y espectaculares.
Creado en 1945, el conjunto folclórico nacional “Viorica” es una verdadera institución en Moldavia. Asume el papel de embajador de la tradición. Ocho programas de conciertos, preparados y montados con el mayor cuidado, o sea alrededor de ochenta danzas, componen su repertorio.
Se dice que “Viorica” es uno de los más antiguos y mejores ballets folclóricos del mundo. Lo podrán comprobar con mucho placer.