La República Argentina es el país más austral del mundo junto a su limítrofe Chile. Surcado de norte a sur por la majestuosa cordillera de los Andes. Estos son el marco de las extensas pampas que otrora fueron dominadas por los gauchos, jinetes que defendieron la Patria con honor y valentía. Se extiende sobre más de cuatro mil kilómetros: desde la selva tropical en la provincia de Misiones, al norte, hasta la Tierra del Fuego. Este inmenso territorio está habitado por casi 42 millones de ciudadanos, con una baja densidad en las zonas patagónicas y una gran concentración en la capital Buenos Aires. En esta inmensa geografía hay gran diversidad de paisajes y climas: las vastas llanuras centrales y patagónicas y las altiplanicies que progresivamente se elevan hasta la cordillera de los Andes, con el Aconcagua, de siete mil metros de altura, como máxima cumbre; las colosales Cataratas del Iguazú que limitan con los vecinos Paraguay y Brasil; los fantásticos colores del Cerro Pintado en la Quebrada de Humahuaca, tierra rica y prodigiosa; como también la inhóspita Puna habitada por los descendientes de los antiguos dueños de la tierra, los “coyas” con sus atuendos artesanales, coloridos y sus rasgos característicos de una raza fuerte y plagada de sabiduría.
El Litoral, donde se afincaron grandes corrientes migratorias de Europa, atravesado por los grandiosos ríos Paraná y Uruguay, limita con la República Oriental del Uruguay. El centro del país con las serranías de la provincia de Córdoba, rodeadas de arroyos cristalinos y cercanos a los inmensos campos de la llanura pampeana, que con sus sembrados son un gigantesco granero. Hacia el sur, la interminable y bellísima Patagonia, bañada en sus costas del este por mares helados y coronada en la cordillera por hielos eternos de los glaciares.
Los distintos tipos humanos que habitan este país inmenso se deben a la fuerte corriente emigratoria que se produjo después de la colonización. Resulta atractivo para quienes visitan esta diversidad geográfica y humana observar la convivencia de las costumbres importadas con las nativas. Por esta razón se dice que en la Argentina hay un «crisol de razas».
El ambiente urbano posee rasgos que atrapan por la originalidad de su modo de vivir. El misterio de la noche porteña con espectáculos por doquier, y el cultivo de la charla interminable en los «cafetines» donde se pueden encontrar a los porteños hablando de literatura, de arte o de algún romance. Pero de este ambiente sobresale la melancolía del tango, con su música mágica y el baile con contacto de los cuerpos: sensual, caprichoso, complejo y plagado de misterios insondables que algunos descubren al bailarlo y otros disfrutan como espectadores.
Fundado en 1963, el Gran Ballet Argentino mantiene la intención de realizar un trabajo de expresión y difusión de las danzas folklóricas y el tango argentino, priorizando la continua capacitación, formación y superación de sus integrantes como elementos individuales y como partes de un elenco de formación integral. Ha mostrado su trabajo por más de mil quinientas ciudades de más de treinta países.
El Gran Ballet Argentino, con puestas en escena originales, presenta en su espectáculo danzas de cada una de las regiones argentinas con sus singulares características. Las costumbres, los rasgos más típicos, los gestos distintivos, la técnica depurada y el juego teatral se fusionan para dar como resultado a un ballet con identidad, color, fuerza, expresividad y estilo. El Gran Ballet Argentino tiene más de cincuenta y cinco años de trayectoria y está ahora bajo la dirección de Miguel Angel TAPIA.